Preparar
unas oposiciones, no empieza por estudiar, aunque eso sea fundamental. Una vez que escogemos la oposición a la que deseamos
presentarnos hay que dar pasos seguros antes de ponernos a estudiar,
pasos que pueden definir el éxito o el fracaso en nuestro propósito, no
consiste en aprobar, sino en conseguir UNA PLAZA.
¡Qué bonito suena! ¿Verdad? ¡Pero cuanto queda aún para eso!
Vamos
a ser realistas, comenzar a opositar supone dinero, sí, puede que
hasta bastante, nunca se sabe. Primero tienes que buscar un preparador,
el temario y todas aquellas cosas imprescindibles para empezar a
estudiar, esas que te facilitarán las cosas cuando tus codos lleven
ampollas y tu mirar al horizonte no suponga una puesta de sol sino un
montón de folios con letras negras, algunas iluminadas con colores
llamativos y anotaciones a los lados con una letra indescriptible.
El
comienzo del estudio no puede producirse hasta que no tengamos
acondicionado el lugar. Ese cuarto de estudio que se convertirá en
nuestra pequeña cárcel o celda de castigo que nos promete un futuro
seguro, lo de brillante, ya depende de cada uno y sus aspiraciones.
Además, debes dedicar una mañana a preparar “tu vuelta al cole”
particular. Hay que ir a comprar material como si tuvieses 10 años y
fuese septiembre, bolígrafos, flourescentes o marcadores, y hasta un tablón de corcho. Sí, de estos que había en la clase
para las notas, las excursiones a la playa, etc.
Ahora,
piensas, no sé quien escribe esto pero está un poco loco. Bueno, piensa
lo que quieras pero lo del corcho es eficaz. Si yo fuera tú seguiría
leyendo, puede que te interese.
El tablón es la clave de la organización y la planificación.
El éxito en unas oposiciones es la suma de la planificación, la
dosificación y la constancia. La motivación, fundamental para poder
aguantar todo el sacrificio que supone preparar una oposición. Sin esfuerzo, es
igual a nada. El estudio es lo que nos hace funcionarios, pero claro,
estudiar sin motivación es imposible. Ambos conceptos se necesitan, se
retroalimentan el uno al otro.
La organización va a ser nuestra clave para preparar las oposiciones. Nuestro
espejo en el que felicitarnos por los éxitos y castigarnos por los
fracasos. Primero haremos dos listas que colgaremos en nuestro preciado
tablón. La primera señalará en letra pequeña pero clara todos nuestros
puntos débiles y deficiencias y al lado de cada punto escribiremos, esta
vez en letra grande y negrita los castigos. Sí, habéis oído
bien, cada vez que recaigamos en una de nuestras flaquezas nos
autocastigaremos, una hora más de estudio ese día, no pasar de tema
hasta que no sé que fecha, o estudiar un sábado por la mañana si es que
no lo estamos haciendo ya. El castigo tendrá que ser equilibrado con la
infracción. La otra lista, ya os lo imaginareis, es para las buenas
conductas a reforzar y sus premios. Los premios y los castigos
pueden ser de cualquier tipo, no tienen porqué estar relacionados con el
estudio o las oposiciones, pueden ser personales.
En el tablón, además, colgaremos una planificación con fechas para superar temas, simulacros de exámenes y fechas de repasos.
Vamos, que debemos concienciarnos del papel de líder y tomar las riendas para alcanzar la tan soñada meta.
Para
empezar a estudiar debemos tomarnos las oposiciones como un empleo. No
somos monjes de clausura, si te lo tomas así, estás perdido. En 6 u 8
meses te habrás saturado y no rendirás o querrás abandonar. Hay que
tener claro que más horas de estudio no es equivalente a más
rendimiento.
Comenzaremos
a preparar las oposiciones con una media jornada, cuatro horas que son
aguantables para todo el mundo y con algún descanso entre medio. ¿Por
qué tan poco tiempo? Sencillo, hay que acostumbrarse al ritmo, ir
andando poco a poco. Salir corriendo el primer día puede provocarnos una
lesión que nos retrase en nuestro empeño.
A
los tres meses, nos ampliamos el contrato a cinco horas y al cuarto mes
a seis. Al sexto mes ya somos indefinidos y por tanto, a currar ocho
horas como todo hijo de vecino. Eso sí, jornada de lunes a viernes, los
fines de semana los reservamos para horas extras cuando se vaya
acercando la oposición. Bueno, los que trabajan mientras preparan la
oposición, pensarán y nosotros qué. Evidentemente, si trabajas, haz lo
que puedas, no puedo exigirte más, ni tú, tampoco.
Además,
antes de ponernos totalmente en serio a comernos los apuntes, hay que
distribuir el tiempo total que tenemos, o creemos tener, hasta los
exámenes entre todo el temario, marcando claramente las horas de estudio
de cada tema. Una vez marcado el calendario, como no, a colgarlo en el
tablón.
También
hay que planearse simulacros de examen mensuales. Haz test o exámenes a
desarrollar según las pruebas a las que debas presentarte. En el caso
de temas a desarrollar prepárate bolitas, tantas como temas tengas para
esa prueba. Saca una y realiza el simulacro. Lo mismo es en el caso de
tener exámenes orales. Para estos simulacros fija un día del mes y
señálalo en tu planificación del tablón.
Lo más importante a la hora de organizarnos es ser realistas y, también, flexibles.
Una buena idea para implantar medidas justas de flexibilidad, sin
darnos a nosotros mismos una mano y cogernos el brazo entero, es
utilizar un sistema de bonos. Un bono que nos otorgue un máximo
de tres cambios al mes. Cada vez que realicemos un cambio cogeremos una
parte del bono, así hasta acabarlo. Evidentemente, lo mejor sería no
gastar el bono completo. Ah! Y una regla de oro: “Los bonos no se acumulan del mes anterior”.
Si un mes no gastas todos los cambios, tiras el bono y para el mes
siguiente te fabricas un bono de tres cambios nuevamente. Es una forma
de ser equilibrados, los excesos suelen jugar malas pasadas en la vida,
sobre todo, a los opositores.
Para
un opositor, una parte fundamental del estudio siempre serán los
repasos. Si no queremos olvidar todo lo estudiado, debemos marcarnos un
repaso equilibrado con el estudio. El tiempo dedicado a esto debe
aumentar progresivamente ya que cada día se tienen menos temas por
estudiar pero más temas que repasar.
Después
de tener la planificación colgada en un corcho lleno de papeles, con
mucha vida y colores, empieza lo duro, lo realmente duro: ESTUDIAR.
Los
pasos a seguir todos los conocemos, siempre aparecen en todas las
recomendaciones para preparar oposiciones o en todos los manuales de
técnicas de estudio.
Primero
sería la lectura. Cuando por fin tenemos todo el temario, hay que
sentarse a leer tranquilamente. En esta primera fase, la ilusión está al
máximo de los niveles posibles. Todo es positivo. ¡Qué interesante!, ¡Este parece fácil de aprender!, pensamos.
Sin
duda, el segundo paso sería el conocido subrayado. Es un paso sencillo,
estamos en pleno apogeo de la ilusión. Subrayamos y nos parece tan
sencillo recordar lo subrayado. La motivación está en época de
esplendor.
El
tercer paso es el resumen. Algunos comienzan a flaquear en esta parte
del estudio. Supone el primer esfuerzo real y la motivación puede que
haya comenzado ha descender la escalera. Recordar todo no nos resulta ya
tan sencillo y ¡hay tantos temas!
La
siguiente fase es la de hacer esquemas. Aquí puede que nos volvamos a
encarrilar. El tren sigue su rumbo. Hacer esquemas nos refuerza ya que
nos ayuda a recordar palabras e ideas clave con relativa facilidad.
El gran problema suele llegar en la fase de la memorización. ¡No, es imposible!¡Jamás voy a ser capaz de aprenderme todo esto!
Dime, ¿no estarás en esta fase? Te parece que no avanzas y te
desesperas. Tranquilízate, es cuestión de tiempo. Muchos antes lo
estudiaron y ahora tienen su plaza. Es el periodo más duro de una
oposición, el de mayor sacrificio, pero no lo olvides, la constancia es la clave del éxito.
Para estos momentos, hay miles de manuales sobre técnicas nemotécnicas
que pueden sernos de utilidad. También hay que ser consciente que
algunas son más eficaces que otras, y que aunque nos las planteen como
bíblias para memorizar, sólo son una forma de allanarnos el camino, pero
sin pies con los que caminar no llegaríamos a ningún sitio. No
desistas, todo aquello por lo que has decidido ser opositor te ayudará
en el sacrificio, en aguantar la hincada de codos y el ritmo frenético
de unas oposiciones.
Y,
por último, para acercarnos al triunfo sólo quedaría la parte más
agradecida del estudio, el repaso. Cada tema repasado es un paso
adelante. Cada día nos queda menos para alcanzar nuestro objetivo. Aquí,
nuestra autoestima se reactiva.
Para
todo opositor, el repaso final es duro. Son muchas horas, aquí puede
que hasta fines de semana completos. Los exámenes están cerca, muy
cerca. Todo llega a su fin, o eso esperamos.
Preparar oposiciones es una carrera de resistencia, no vale la velocidad, sólo la constancia, la organización. Respira hondo, suerte y al tajo!!.
Fuente: Adapatción de un artículo/texto de www.opositor.com
2 comentarios:
Preparar las oposiciones para cargos públicos cuesta pero vale la pena teniendo en cuenta que acceder a la administración pública implica estar en posesión de estabilidad laboral y un importante salario mensual.
Artículo muy acertado....buenos consejos...por experiencia personal decir que no podemos olvidarnos del " desconectar" con aquellas actividades, deportes etc que nos gustan y cuya práctica servirá cómo desahogo.
Saludos
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